Los manotazos de ahogado
Hacer la plancha, estar ahí flotando en medio del agua, rogando para que no haya viento, una inmovilidad absoluta, que no pase nada que rompa la tensa calma, acordando con unos y otros pero sin encaminarse hacia ninguna orilla. Ese pareció ser el leitmotiv de los primeros cuatro años de la gestión actual en la provincia de Entre Ríos. Sin norte, sin proyectos, “estar”, la pregonada virtud, “ordenar”. Pero esa calma se rompió, comenzó a soplar el viento y el agua a revolverse. La crisis que se venía arrastrando se terminó de profundizar gracias a la llegada del Covid-19 y tuvieron que empezar los manotazos de ahogado.